Por: Mons. Orlando Antonio Corrales García – Arzobispo Emérito Santa Fe de Antioquia

El título que le he dado a este artículo hace alusión a la Fiesta en honor a la Santísima Virgen María, bajo esa hermosa advocación: Nuestra Señora del Rosario. Esta fiesta la celebramos cada año el 7 de Octubre y fue instituida por el Papa San Pío V. De esta forma quiso este Papa expresar el profundo agradecimiento de la Iglesia a María Santísima, porque en esa fecha: 7 de Octubre de 1571 las tropas cristianas derrotaron a las tropas otomanas o musulmanas, que pretendían apoderarse de Europa. A pesar de ser más numerosas las tropas musulmanas, fueron derrotadas por las tropas cristianas. El Papa San Pío V pidió a las tropas rezar antes de la batalla de Lepanto el Santo Rosario e invitó a toda la Iglesia a rezar el Santo Rosario pidiendo a Dios por medio de la Virgen María, la victoria y así sucedió. San Pío V supo milagrosamente, de manera anticipada, del triunfo de los cristianos y por esto instituyó esta fiesta.

A lo largo de la historia de la Iglesia, el Santo Rosario ha ido alcanzando entre los católicos un lugar muy especial en su piedad y en su oración a Dios y a María Santísima. Ha sido muy recomendado por todos los Papas. Es oportuno señalar que fue la misma Virgen María, que en una aparición a Santo Domingo de Guzmán, en el siglo XIII, le entregó el Santo Rosario y le indicó como recitarlo pidiéndole que lo divulgara entre los fieles. A partir de la institución de la fiesta de Nuestra Señora del Rosario alcanzó una mayor difusión en toda la Iglesia.

Quiero referirme a una enseñanza muy interesante por parte del Papa San Pablo VI, que en una Exhortación Apostólica, «Marialis Cultus» (2 de Febrero de 1974), nos habla del Santo Rosario y dice que es una oración eminentemente evangélica, porque tanto las oraciones que lo componen como los misterios que se consideran son tomados de los Santos Evangelios. Esto nos muestra claramente que tratándose de un precioso elemento de piedad popular, se inspira en la Sagrada Escritura.

Finalmente quiero invitar a todos los lectores a unirnos y acoger la invitación que ha hecho hace pocos días el Papa León XIV, para recitar con profunda fe el Santo Rosario orando por la Paz del mundo el sábado 11 de Octubre. Esa fecha es muy significativa porque en ese día 11 de Octubre de 1962, el Papa San Juan XXIII inauguró solemnemente la primera sesión del Concilio Vaticano II y en esa fecha, 11 de Octubre tenemos la Memoria Litúrgica de este gran Papa San Juan XXIII, que escribió la Encíclica «Pacem in terris», exhortando a trabajar incansablemente por la Paz. Oremos por tanto ese día en comunión con toda la Iglesia y con todas las personas de buena voluntad por la Paz, tan urgente y necesaria en este momento en todo el mundo y particularmente por la Paz en Colombia.

María Reina de la Paz, ruega por nosotros y danos la Paz.