Por: Pbro. Luis Humberto Herrera Gómez – Delegado Pastoral Social
Tener cuidado de los necesitados es un himno a la dignidad y un canto de esperanza porque al cuidar del que le falta incluso lo necesario, satisfago las necesidades del mismo señor Jesús que es aquel rey servidor que nos ha enseñado que a través del servicio, el amor, la humildad, alcanzaremos la perfección cristiana.
Cuando encontramos buenos cristianos que tienen cuidado del pobre, de sus necesidades, lo cual es totalmente un mandato del Señor y una prueba contundente y clara de la madurez de nuestra Fe, entonces le ayudamos a estos predilectos del Señor a recuperar su dignidad y hacemos de la esperanza un canto en este peregrinar al encuentro del Señor.
Como iglesia sinodal, somos invitados a dar el próximo paso; ir más allá donde el amor no se queda solo en palabras, sino que se hace vida en gestos concretos, construyendo relaciones humanas cada vez más justas y fraternas.
Amar en clave de un canto de esperanza cristiana es dejarnos transformar por el clamor de los más vulnerables y comprometernos a cuidar de ellos en la medida de nuestra fe y compromiso con El Señor Jesús, que nos amó sin medida, que nos amó hasta el extremo y dio su vida por todos nosotros pecadores.
En este año del jubileo, demos esperanza cuidando de los pobres, creando el espacio para la que la ternura de Dios se manifieste en medio del dolor y el sufrimiento humano. Creamos que a través de cada acto de misericordia podemos sanar el tejido social desde la fe y la justicia y por supuesto el amor; que es el distintivo del buen cristiano y a su vez la definición según la Sagrada Escritura de quién es Dios… AMOR. (1 Jn 4:8)
Este sea un tiempo de esperanza para fortalecer nuestra fe y nuestro compromiso. Demos un paso más en este camino de conversión donde cada gesto de cuidado sea también una proclamación del amor de Dios.
REFLEXIONAR
El documento final del Sínodo resalta que la Iglesia debe tener una «opción preferencial por los pobres», considerándolos como el rostro y la carne de Cristo. Este enfoque no es solo una cuestión social o política, sino una categoría teológica fundamental, arraigada en la propia cristología, que ve a Jesús como alguien que se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza. El documento enfatiza la importancia de salir al encuentro de los pobres, marginados y excluidos, y de reconocerlos como parte integral de la comunidad cristiana.
ORAR
Es realmente maravilloso ver como la Sagrada Escritura alaba y engrandece el cuidado de los pobres por parte nuestra. Salmo 82:3
«Defended al débil y al huérfano; haced justicia al afligido y al necesitado.»
Proverbios 14:31
«El que oprime al pobre, afrenta a su Hacedor; mas el que tiene misericordia del pobre, lo honra.
«Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?» Santiago 2:5.
ACTUAR
¿Cómo estoy cuidando de quienes me rodean, especialmente de los más vulnerables?
¿Qué gestos concretos puedo hacer para sembrar esperanza en mi familia, mi comunidad, mi parroquia?
¿Qué me pide Dios hoy, aquí, ahora?